La pandemia del COVID-19 y su efecto en las tendencias de los mercados laborales

06.09.2021

Entre las tendencias que marcan el mercado laboral en los últimos años se destacan las perspectivas de una fuerte destrucción, transformación y creación de empleos, la amenaza de una creciente desigualdad en el mercado laboral y el gran potencial - todavía no realizado - para el crecimiento de la productividad laboral. Estas tendencias están fuertemente influenciadas por la digitalización, si bien no es el factor único al respecto (Global Commission on the Future of Work, 2019). Muchos elementos de la discusión sobre reformas de las políticas sociales y laborales se deben a estas tendencias.

Jürgen Weller. Consultor de la Unidad de Estudios del Empleo de la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),


La destrucción del empleo en la Pandemia

En el contexto de las medidas de contención del COVID-19, se prevé que el empleo en el comercio, los restaurantes y hoteles y la industria manufacturera se cuente entre el más afectado, mientras que el trabajo en sector agropecuario (indispensable para la subsistencia general y, generalmente, con la posibilidad de mantener el distanciamiento físico en el trabajo) está con un riesgo de pérdida (temporal) medio-bajo (CEPAL / OIT, 2020) . 


Entre las diferentes categorías de ocupación, en el contexto de las medidas de contención del COVID-19 el trabajo por cuenta propia tiende a ser más afectado que el trabajo asalariado. 


Esto vale, sobre todo, pero no exclusivamente, para situaciones en que este trabajo se realiza como actividad informal. A ello contribuye que en gran parte se ejecuta en el espacio público, lo que está fuertemente restringido debido a las medidas de restricción de movilidad. Esta situación puede llevar a que, contrario a los procesos habituales en contextos de crisis económicas, en el corto plazo la proporción del empleo informal en empleo total se contraiga.

En el comercio persisten segmentos que siguen en funcionamiento como los que venden productos de necesidad básica (alimentos, higiene personal, medicamentos...), lo que implica que en rubros como supermercados y farmacias el empleo se habría mantenido. 

Las medidas de contención del COVID-19 afectarán en mayor o menor grado, según su duración, la viabilidad de muchas micro y pequeñas empresas formales. 


Estas, ya de por sí están en desventaja estructural por la brecha tecnológica que se ha registrado entre empresas de diferente tamaño en el contexto de la digitalización (Veugelers, Rückert y Weiss, 2019), por lo que se ha planteado que el fomento del uso de tecnologías digitales en las empresas, debe ponerse en aquellas de menor tamaño (CEPAL, 2018). 

El cierre de una cantidad considerable de estas empresas no sólo conllevaría una profundización de procesos de concentración; también se eliminarían de manera permanente cierta cantidad de empleos formales accesibles para personas de niveles intermedias de educación formal, con lo cual se intensificaría dicha tendencia de concentrar el empleo de este segmento de la fuerza de trabajo en sectores de baja productividad y el sector informal.

Como consecuencia de estos procesos de destrucción, la OIT ha estimado para América Latina y el Caribe en su conjunto, una pérdida de 10,3% de las horas de trabajo para el segundo trimestre del año lo que corresponde a 25 millones de empleos a tiempo completo equivalentes (de 40 horas por semana) (OIT, 2020). 

El Banco Interamericano de Desarrollo (2020) estima que, en diferentes escenarios sobre la duración y profundidad de la crisis, se perderían entre 4,4% y 14,8% de los empleos formales de la región (Altamirano, Azuara y González, 2020). 

Finalmente, la CEPAL proyecta que, en el promedio del año, la tasa de desempleo se ubicará en 11,5%, unos 3,4 puntos porcentuales por encima del nivel de 2019, lo que refleja un aumento en unos 11,6 millones del número de personas desocupadas (CEPAL, 2020b).

Entre las categorías de ocupación ha sido el trabajo independiente que más se contrajo, lo que indica que en esta crisis, a diferencia de una crisis económica común, el trabajo informal no es una alternativa general para generar ingresos frente a una reducción del empleo asalariado


La segunda categoría más golpeada ha sido el trabajo del hogar, que refleja las restricciones a la movilidad de estas personas y, posiblemente, también la mayor dificultad financiera de muchos hogares empleadores. 

Finalmente, la contracción relativamente fuerte del trabajo no remunerado probablemente refleja el cierre de muchas microempresas familiares, ya que en las empresas de menor tamaño el empleo cayó de manera mucho más marcada que en las empresas mayores. 

En el más largo plazo, la incertidumbre sobre el (re)surgimiento de esta u otras pandemias puede llevar a que, por ejemplo, medidas de distanciamiento físico se apliquen en una u otra forma de manera permanente. 

Esto podría incentivar un mayor aprovechamiento de las tecnologías digitales para sustituir fuerza de trabajo humano, acelerando los procesos correspondientes en marcha (Leduc y Liu, 2020). Sin embargo, la incertidumbre respecto a la fortaleza de la dinámica económica, sobre todo, la recuperación de la demanda representaría un freno a la inversión requerida para esta aceleración de procesos de automatización.

Empleos en expansión en la Pandemia

Ya previamente a la crisis sanitaria, las compras en línea habían registrado una clara tendencia ascendente, lo que, por ejemplo, en los Estados Unidos ha incidido en una reestructuración del comercio al por menor, con una marcada caída de la presencia de las tradicionales tiendas por departamento. 

Mientras que esto incidió en una caída del empleo tradicional, aumentaron las nuevas ocupaciones, tanto en el desarrollo de las empresas que organizan el comercio electrónico, como en las de compra y distribución de los productos. 

Durante la crisis sanitaria están aumentando las compras a través de aplicaciones en línea, tanto para este tipo de productos como para los que no son de primera necesidad y para los cuales - según la contundencia de las medidas de contención - puede ser la única opción de compra. 

Es de suponer que la tendencia de mayores compras en línea se mantenga más allá de la crisis sanitaria, posiblemente reforzada por la incertidumbre respecto a la seguridad sanitaria en un ambiente multipersonal que podría continuar por un tiempo prolongado, por lo menos en partes de la población. 

Por ejemplo, hacia fines de marzo de 2020 en la Argentina un 30% de los compradores en línea lo hicieron por primera vez, y un 73% de ellos afirma que volvería a hacerlo. Algo similar podría esperarse respecto a los servicios de despacho de comidas que se están expandiendo en el contexto de las medidas de contención frente al COVID-19, y que podrían afectar incluso en el más largo plazo el empleo incluso en los restaurantes.

Una estimación de la Reserva Federal de Atlanta basada en una encuesta de empresas entre inicios de marzo y mediados de abril de 2020, encuentra que se han despedido, de manera permanente o temporal, un 10,9% del personal, con una reducción prevista de un 4% adicional para las 4 semanas siguientes y al mismo tiempo han contratado, o tienen previstas a contratar, nuevos empleados o trabajadores independientes (contractors) que corresponden a un 4% de su planilla (Altig et al., 2020; Barreo, Bloom y Davis, 2020). 

Los autores de estos estudios resaltan que estos resultados coinciden con noticias sobre contrataciones en servicios de delivery, supermercados (Walmart), cadenas de restaurantes que trabajan con su propio servicio de despacho (Domino's Pizza, Papa John's), farmacias y Amazon como la mayor plataforma digital de distribución de productos. Incluso se estarían contratando profesores para ofrecer clases en línea. 

Algunas de estas actividades incorporan crecientemente tecnologías digitales y aunque los países de la región no cuentan con instrumentos adecuados de medición, hay claros indicios que muchas de estas ocupaciones están en un proceso de fuerte expansión. 

Barreo, Bloom y Davis (2020) hacen énfasis en el efecto de reubicación intra e intersectorial de empleo que tiene lugar en este contexto. Argumentan que esta reubicación no es transitoria, ya que muchos cambios en las pautas de consumo y en las prácticas de las empresas persistirían. 

En este contexto, destacan que según sus estimaciones un 42% de los despidos recientes llevaría a una pérdida permanente de empleos. En muchos países, los servicios de salud probablemente se han visto obligados en contratar más personas para enfrentar los grandes desafíos que surgieron en el contexto de la Pandemia. Es de suponer que por lo menos algunos de estos nuevos puestos de trabajo se mantendrán en el futuro, como respuesta a una renovada demanda social de una mejor calidad de estos servicios.

Otros trabajos con perspectiva de expansión se relacionan con actividades de entretenimiento, deporte y aprendizaje en línea que podrían registrar un aumento duradero de demanda. 

Finalmente, una forma de trabajo a distancia en expansión es el que desempeñan personas insertas en plataformas globales de trabajo es decir que realizan tareas para empleadores en cualquier parte del mundo a través de sitios como freelancers o upwork. 

Es de esperar que en el futuro los trabajos digitales intermediados por plataformas digitales globales se expandan aun más, aunque actualmente este tipo de trabajo estaría sufriendo por la contracción generalizada de la actividad económica. Así, el Oxford Labour Index, que mide la demanda en cinco grandes plataformas digitales, muestra un fuerte incremento a partir de mediados de abril de 2020 a mediados de mayo, en el promedio móvil de 28 días, al nivel más alto desde el inicio de su medición. En este contexto, para ciertos países de la región puede ser una alternativa atraer gig workers de otros países para que se instalen incentivados por una alta seguridad sanitaria, un ecosistema atractivo y una infraestructura digital de calidad. 

Transformación del empleo: trabajo a distancia y teletrabajo

Una de las transformaciones del trabajo facilitadas por la digitalización es el teletrabajo que, en ocasiones, ha sido fomentado no solo por su potencial papel en el ámbito laboral, sino también por su posible contribución a una mejor conciliación entre el trabajo y la vida familiar, la descongestión del tráfico urbano y la descontaminación correspondiente. 

En los Estados Unidos, en 2017/2018, un 25% de los ocupados afirma que trabaja (parcialmente) desde su casa (Bell y Blanchflower, 2020). Sin embargo, en muchos casos se trata de personas se llevan a su hogar tareas desde su lugar de trabajo habitual, para avanzar con ellas luego o durante un fin de semana. 

Según estimaciones de la OIT, previamente a la crisis sanitaria a nivel global un 7,9% de los ocupados trabajaba en su casa - la mayoría de ellos, sin embargo, no se desempeñaba como "teletrabajadores" sino en ocupaciones manufactureras y artesanales tradicionales (ILO, 2020). 

En el contexto del COVID-19 el teletrabajo destaca como una modalidad que atenúa el impacto de las medidas de contención de la expansión del virus en el funcionamiento de empresas e instituciones (CEPAL et al., 2020). En el contexto de la crisis sanitaria, varios países han tomado medidas legales o administrativas para su fomento (CEPAL y OIT, 2020). 

La proporción de trabajo susceptible a realizarse a distancia varía entre países por cuatro razones. En primer lugar, por las características de las ocupaciones, muchas de las cuales requieren presencia personal en el lugar de trabajo. Así, Dingel y Neimann (2020) estimaron para Estados Unidos que sólo entre un 32% y un 37% de los empleos el trabajo puede realizarse a distancia a través de las tecnologías digitales. 

Segundo, por las características de la estructura productiva que varía entre los países. Por ejemplo, países con un gran sector agropecuario que requiere trabajo presencial tienden a contar con una menor proporción de trabajo que puede ejecutarse a través del teletrabajo. Así, la OIT estima que, a nivel global, un 17% de los ocupados se desempeñan en ocupaciones que permiten el teletrabajo y viven en países que cuentan con la infraestructura requerida, con un rango entre 6% en África Subsahariana y 30% en Europa del Norte, Oeste y Sur, con un 23% en América Latina y el Caribe (ILO, 2020). Según la consultora Telecom Advisory Service (2020), en Chile un 20,6% de los ocupados se desempeñan en actividades oficialmente consideradas como prioritarias y que se realizará principalmente con trabajo presencial, mientras que un 23% puede aplicar el teletrabajo. 

De esta manera, más de la mitad de los ocupados estaría vulnerable frente al riesgo de perder su trabajo. En tercer lugar, la existencia de un gran sector informal donde el teletrabajo no es una opción real incide en que en los países correspondientes la proporción de actividades que se pueden ejecutar a distancia sea más bajos. Por ejemplo, Guntin (2020) encuentra para Uruguay que una mayor proporción de trabajadores informales tienen dificultades para ejecutar tareas desde su casa (87% versus 77% en el caso de los trabajadores privados en su conjunto) y que 27% de ellos realizan trabajos que requieren una cercanía física con otras personas. 

En cuarto lugar, relacionado con los aspectos mencionados anteriormente, la posibilidad del teletrabajo depende del nivel de infraestructura tecnológica, el acceso a la misma y la proporción de trabajadores con las competencias digitales necesarias. Una expresión de los obstáculos estructurales para el aprovechamiento de las oportunidades del teletrabajo, complementaria a las características ocupacionales, son las brechas en el acceso a las tecnologías digitales. 

Tomando en cuenta este factor limitante, Albrieu (2020) calcula para la Argentina que la proporción de empleos para los cuales existiría la factibilidad tecnológica del teletrabajo, estimada en 27-29%, baja a un 18% si se excluyen a los ocupados que en sus hogares no cuentan con la infraestructura digital requerida para estos fines. 

Es de suponer que las experiencias del COVID-19 incentivan un mayor aprovechamiento del teletrabajo aún después de superada el impacto directo del virus en la economía y los mercados laborales de los países. Aspectos como mantener cierto distanciamiento físico como medida preventiva y el aprovechamiento de aspectos laborales, familiares y de economía de tiempo podrían llevar a muchas empresas y trabajador@s a buscar nuevas combinaciones de trabajo presencial y a distancia. En efecto, encuestas realizadas en EEUU indican un elevado interés en mantener el teletrabajo en el futuro (Morris, 2020).